jueves, 28 de junio de 2012

Cabeza de alcornoque


Tal vez el nombre de Dom Pierre Perignon no le diga nada, pero sin duda, el champagne  si le sea familiar, como bebida oficial de toda celebración. 

Resulta que este monje Benedictino, que vivió en el siglo XVII, experimentaba un día en las bodegas de la abadía de Hautvillere, desarrollando  una segunda fermentación en botella para un vino que estaba desarrollando.

Como producto de esta segunda fermentación en la botella, sus caldos empezaron a producir abundante  desprendimiento de gas carbónicio,  lo que hizo apremiante disponer de un dispositivo o tapón que mantuviera la emanación atrapada en la botella a lo largo del proceso de maduración, evitando que  ésta estallara, producto de la compresión de gas carbónico en su interior. Su primer problema: la fragilidad del vidrio, fue solucionado cuando encontró, tras numerosas pruebas, un vidrio ingles de mayor resistencia y calidad.

El segundo problema: contener el gas comprimido, resolvió en uno de sus tantos viajes, cuando  descubrió  la corteza del Alcornoque, -una variedad de roble, pariente del árbol que  en Bolivia conocemos como Penoco- y lo utilizó  para elaborar el primer tapón que permitió  sellar herméticamente una botella, con lo que se dió  inicio a lo que yo llamo una revolución en la industria vitivinícola. Ya que, como sabemos, el vino es un caldo orgánico, que  si no es conservado adecuadamente, en contacto con el oxígeno se descompone y avinagra, como sucede con el mosto de cualquier otra fruta. 
Antes de la aparición del tapón de corcho, el vino era de consumo inmediato. Hoy, gracias a este monje y, a que contamos con la tecnología adecuada para elaborar y conservar, podemos disfrutar de nuestros  tan apreciados vinos de guarda. A mi parecer, este personaje se convierte de esta manera en uno de los pioneros de la vitivinicultura moderna.

El tapón en la actualidad
Hoy la producción  mundial de corcho no abastece para  todas las botellas de vino que se producen cada año. Sobra decir que además el corcho de calidad tiene un costo elevado, por lo que encarece el costo de una botella de vino, sin embargo es ecológicamente amigable pues lo árboles se cosechan cada 5 o 7 años aproximadamanete sin ser talados.

Debido al elevado costo del corcho de alcornoque de una sola pieza es que muchas industrias optan por el corcho aglomerado, y debido al limitado perido de vida del corcho de alcornoque por ser un producto orgánico es que muchas otras han optado por el tapon sintético de altec.

Como en todo, la tecnología tambien nos ha traído nuevas  tendencias a la cultura vitivinícola; el tapón es utilizado dependiendo del público al cual está dirigida determinada producción de vino. Por ejemplo,  un gran reserva, apreciado por un consumidor especialista, que gusta y pondera el arte, lo artesanal, añejo  y tradicional, requerirá de un corcho de calidad de una sola pieza de alcornoque. Para una clientela modernista el tapón de Altec estará perfecto, mientras que en países como Estado Unidos; algunos clientes no tendrán inconvenientes con un tapón de rosca. 

"Todo depende del prisma con que se mire"

Texto; Romano Paz

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