1) Experiencia sensorial
El vino es una obra de arte, que no
está hecho para contemplarlo sino para beberlo, por lo tanto es muy importante
que estemos con la mente despejada y predispuestos a experimentar sensorialmente.
2) Vista
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3) Olfato
En la fase olfativa, debemos de
oxigenar el vino en la copa haciéndolo girar en la misma, seguidamente
identificamos su aromas primarios que están directamente vinculados con la
variedad de uva, los aromas secundarios vinculados al terrúa, el momento de la
cosecha y la fermentación del mismo, finalmente debemos de identificar si el
vino ha reposado en madera, puesto que esta le aportará aromas terciarios.
4) Gusto y tacto
Llevamos el vino a la boca y lo
movemos muy sutilmente por toda la lengua para valorar su sabor y su textura,
seguidamente lo ingerimos y sentimos las notas retro-nasales, es decir la
persistencia del vino, ya que los vinos jóvenes son ligeros mientras que los
vinos complejos tienen una gran persistencia.
Texto: Romano Paz.
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